Rafael Torres & Jordi Bru
Entrevistamos a Jordi Bru y Rafael Torres dentro del marco de la presentación de su libro "La Armada Real" en el Museo Naval de Madrid, gracias a la intermediación de Desperta Ferro ediciones.
Jordi es fotógrafo profesional y artista gráfico dedicado a la recreación de ejércitos y batallas históricas. En su labor se documenta meticulosamente para conseguir recreaciones fidedignas y memorables. Su trabajo fotográfico ha cristalizado en libros como Los Tercios y Soldados.
Rafael es catedrático en la Universidad de Navarra. Su investigación se ha centrado en la Historia militar del siglo XVIII. Es autor, entre otras obras, de la brillante Historia de un triunfo. La Armada española en el siglo XVIII, ganadora del Premio Virgen del Carmen 2023 a la Mejor Investigación Histórica.
La Real Armada nació a principios del siglo XVIII como un sueño.
P.- ¿Cómo surgió este libro que parecía imposible?
Rafael Torres: Surgió de una imposibilidad y de una oportunidad.
Las posibilidades de visualizar los acontecimientos históricos antes de la invención de la fotografía están limitadas a las imágenes
históricas producidas por el arte, como cuadros o grabados, que
idealizaban una realidad, o por el cine, que se supedita a un guión
y que con frecuencia no tiene como objetivo explicar los hechos.
Recrear aspectos concretos de la realidad histórica para comprenderla en su complejidad es algo muy distinto. A los escasos recursos visuales disponibles se suman las dificultades para reflejar
con fidelidad a los hombres, materiales e instituciones que hacían
posible esa realidad histórica. Es casi imposible reunir personas,
barcos y objetos para hacer una fotografía que pudiera acercarse
a la realidad histórica de la Armada. Apenas existen grupos de recreación sobre actividades navales, son muy escasos los buques históricos disponibles y aún más limitado es el acceso a armas
y objetos, los cuales suelen estar custodiados en los museos. La
imposibilidad de intentar explicar mediante fotografías qué fue la
Real Armada del siglo XVIII era francamente seria.
Pero también teníamos una oportunidad. Por un lado, la técnica fotográfica desarrollada por Jordi Bru, en la que se componen escenas e ilustraciones a partir de imágenes parciales. Por
otro, mis estudios de investigación, que permitían precisar qué
es lo que se quería reflejar y cómo. Precisamente, la unión de estas dos voluntades, y el firme apoyo de la editorial, es lo que ha
permitido llevarlo a cabo. El título enfatiza esa idea de traer a la
realidad la Real Armada, hacerla auténtica, "Real".
P.- ¿Estamos ante un libro pionero en su género?
Rafael Torres: No existe un libro similar y esto nos llena de orgullo. Ni la Marina inglesa, ni la francesa, ni la estadounidense disponen de un libro similar a este. Es, sin lugar a duda, una primicia internacional. Que la Armada española sea la primera en disponer de esta auténtica ventana al pasado es, además, una cuestión de justicia, que resalta el enorme esfuerzo realizado por los marinos y la sociedad española para crear la Real Armada.
P.- ¿Qué proceso habéis seguido a la hora de realizar las composiciones?
Jordi: Es un trabajo laborioso. Primero tenemos varias reuniones para concretar qué aspectos de la historia de la Armada queremos contar, hacemos un breve guión de las posible fotos a realizar y planificamos. Acto seguido, nos documentamos sobre el periodo exacto de cada foto, porque estamos trabajando en un arco que abarca 100 años y los barcos, las banderas o los uniformes varían desde principios del siglo XVIII hasta el final del mismo. Queríamos contar los hitos más importantes de la Armada pero intentando tocar todas las décadas del siglo en cuestión. Por último, valoramos las posibilidades reales de realizar las imágenes que hemos seleccionado. Para hacer bien nuestro trabajo tenemos que contar con barcos reales de la época y lo mismo con los diferentes uniformes que aparecen en las fotos, así como estudiar en profundidad los paisajes de fondo con los que podemos contar… Arsenales como el de Cartagena o el de Ferrol, los astilleros como Albaola, los edificios del siglo XVIII, los interiores de los barcos, los cañones… Como ya saben los que conocen mi trabajo, no utilizo nunca fotos de otros fotógrafos ni tampoco de fototecas ni de internet, el 100% de lo que salga en la imagen tiene que ser de producción propia, esto añade una dificultad más, pero es mi manera de trabajar
P.- Esta no es una historia al uso sobre la Armada. ¿Qué habéis querido contar exactamente?
Rafael Torres: Las fotografías se concibieron una vez que teníamos definida la narrativa que buscábamos. El propósito era potenciar una tesis, la cual se apoya en la profunda renovación historiográfica de las últimas décadas. En lugar de centrarse en batallas o biografías, en la actualidad se busca explicar cómo se logró crear un sistema naval diferente al existente hasta ese momento; en nuestro caso, una nueva Armada. Nuestra tesis resalta que esto fue posible gracias a cuatro generaciones de españoles, tanto de España como del resto de la Monarquía Hispánica, que colaboraron en este proyecto colectivo. No se trata simplemente de la historia de individuos heroicos en la acción militar y en el trabajo cotidiano, sino más bien de una sociedad que encontró en la construcción de un complejo sistema naval oportunidades desconocidas para crecer. El resultado fue mucho más significativo que la actuación de un gobierno o un ministro; implicó a colectivos desplegados por toda la Monarquía. Este resultado fue la creación de una institución naval innovadora y poderosa, respaldada por miles de empleados y capaz de mantener operativa lo que llegó a ser la segunda flota de guerra más importante del mundo. Una Armada que podía desplegarse en todos los mares conocidos logró el objetivo de asegurar las comunicaciones y la defensa del imperio español, al punto de que continuó creciendo y alcanzó su apogeo histórico precisamente cuando también lo hizo la nueva Armada, a finales del siglo XVIII.
P.- ¿Y cómo es la experiencia de leer La Armada Real?
Rafael Torres: Desde el primer momento, concebimos el libro no
como una mera sucesión de imágenes, sino como un medio para
mostrar qué fue la Armada, a qué respondía y cómo operaba, así
como sus posibilidades, dificultades y limitaciones. Ahondar en esa
complejidad es el hilo conductor de la sucesión de capítulos y fotografías. Consecuentemente, el libro está ideado como un viaje ideal,
comenzando desde el momento en que se concibe un barco y toda una Armada: cómo sucede eso, quién lo hace y cómo cambia todo
respecto a etapas anteriores. Los capítulos y fotografías siguientes
muestran el proceso de construcción, desde la recolección de materiales como la madera hasta su edificación como si fuera una catedral en los arsenales. A continuación, nos adentramos en el mar y
planteamos la dificultad de operar en el medio hostil que es el agua,
la complicación de navegar a vela, los riesgos de accidentes y las
condiciones y limitaciones que imponen en la vida cotidiana. Estos
buques eran dirigidos y maniobrados por personas. Reflejar a esos
colectivos era importante, ya que nos permite valorar el esfuerzo
y la naturaleza de sus actividades, desde los guardiamarinas que
aprenden hasta los marineros que maniobran velas o cabrestantes.
La última parte del libro está dedicada a los combates navales, a los
diferentes tipos de acciones navales y las transformaciones que exigen tanto en armamento como en táctica. Concluimos con el regreso
ideal de un buque a su base, enfatizando que también es una sociedad la que regresa. Si la Real Armada fue un triunfo durante el siglo
XVIII, fue, ante todo, el triunfo de la sociedad española y su esfuerzo
colectivo
P.- Entonces, ¿estamos ante un Master & Commander a la española, un recorrido en primera persona por la vida y muerte a bordo de un navío de guerra?
Esta es una buena comparación. Lo que nos atrae de la película de Master & Commander es precisamente que nos mostraba la realidad de la vida en un buque de guerra. Desgraciadamente, la película se debía a un guión que impedía detallar los múltiples aspectos de la vida cotidiana: cómo era accionar un cabrestante, tapar un agujero, trabajar en una bodega o luchar en una cofa o en una batería. Es aquí donde nuestro libro supera la visión de Master & Commander. Podemos reflejar más situaciones y más momentos que componían la vida a bordo. Además, hacerlo con el punto de vista de los buques españoles. Somos conscientes de que reflejar la vida cotidiana de esas sociedades marineras es muy difícil, pero nuestra propuesta en este libro, con más puntos de vista y escenas diferentes, puede ayudar a comprender mejor lo que era aquella experiencia de aquellos marinos. Precisamente por este enfoque plural, y porque la tesis de nuestro libro es la relación entre Armada y sociedad, hemos incluido también varias fotografías que ponen en los "otros" aspectos de esa sociedad marinera: cómo era la construcción naval.
P.- No debió ser sencillo sobrevivir en estas condiciones...
Claramente, no era sencillo convivir con las limitaciones impuestas por la navegación. Vivir en un espacio reducido, con turnos de
trabajo de cuatro horas y ruidos constantes que impedían el descanso, dificultaba aún más las condiciones generales de vida a
bordo. La alimentación tampoco ayudaba a recuperarse. La navegación imponía severas restricciones para conservar los alimentos, y a menudo había escasez, lo que aumentaba la propensión
a sufrir enfermedades y epidemias. Era más probable fallecer en
el buque por enfermedad que en un combate naval. Sin embargo,
la Armada hizo un notable esfuerzo por mejorar las condiciones de alimentación y tratamiento de enfermedades, con cirujanos
especializados y mostrando una sorprendente flexibilidad institucional para adoptar soluciones, incluyendo alimentos y tratamientos de toda la Monarquía Hispánica.
P.- Zafarranchos, duelos artilleros, abordajes. ¿Qué complicaciones habéis superado para mostrar en primera persona la crudeza de los combates navales?
Jordi: Las complicaciones han sido innumerables, sobre todo la localización de los diferentes navíos. La lista es larga pero por ejemplo me tuve que desplazar a Rouen, en el norte de Francia, para tomar fotos en un festival marítimo, Armada Rouen, que se hace cada
cuatro años en dicha ciudad. Es un encuentro
de barcos históricos en el que se congregan
unos 40 barcos de vela de diferentes nacionalidades. Fue un momento único para fotografiar a barcos míticos como el Shtandart o
el Etoile du Roy así como otros más pequeños
como La Recouvrance, La Nebouleuse… También viajé a Barcelona para fotografiar a la fragata Götheborg, a Bayona en Francia en donde
se encuentra una de las fragatas más impresionantes del mundo L'Hermione, con la dificultad, por desgracia, de que se encuentra en
dique seco por reparaciones. Y, por supuesto,
viajamos juntos a Portsmouth, en Inglaterra, para fotografiar los
interiores del HSM Victory, el buque insignia de Horatio Nelson.
Una parte importantísima de mi trabajo, tanto en esta ocasión como en los anteriores libros, es el elemento humano, para
ello he contado con la colaboración de innumerables grupos de
recreación histórica, que han posado desinteresadamente para
las composiciones y también con imágenes de mi archivo de recreaciones en Moscú, Almansa o Murcia.
Tengo que decir que les debo todo a estos grupos y que, sin
ellos, mi trabajo sería imposible de realizar, un ejemplo es una
de las fotos que aparecen en el libro, la amputación de Blas de
Lezo cuando tenía 14 años y era un Guardiamarina de la Armada
francesa. En esta ocasión pude contar con el grupo de recreación
"Voluntarios de Madrid" y también con un cirujano autentico que participó en la sesión de fotos asesorando en la manera en que se
realizaba una amputación a principios del siglo XVIII y también
aportando todo el material quirúrgico que se utilizaba entonces.
Por supuesto, en la foto-composición es él mismo quien realiza
la amputación.
He recorrido una media de 5000 kilómetros para elaborar
cada foto del libro.
P.- Teniendo esto en cuenta, ¿cómo era la experiencia humana de combatir en una batalla naval en esta época?
Jordi: Es inimaginable la cantidad de penurias que debieron sufrir tanto los marinos como los militares que había a bordo de
un barco. Las enfermedades, el hambre, la
sed, los castigos corporales, las heridas y
muertes en combates o acabar en el mar
aferrado a los restos de tu barco. Solo nos
podemos hacer mínimamente a la idea
cuando visitamos el interior de estos barcos y vemos las condiciones de higiene y
el hacinamiento a la hora, por ejemplo, de
comer o dormir, los retretes en el exterior a
la proa del barco o los coys para descansar,
pegados unos a otros encima de los cañones, como se puede apreciar en las fotos del
libro. Impresiona la falta de luz en las diferentes cubiertas de los grandes navíos y la falta de aire limpio ya
que las troneras de los cañones permanecían cerradas.
Otro de los aspectos que hemos querido reflejar en este libro
son los combates tanto en cubierta, con astillas volando por cualquier sitio como una auténtica metralla, así como el asfixiante ambiente de una batería en el interior de un barco, respirando el humo
de la pólvora negra durante horas. En definitiva, lo que hemos querido reflejar tanto Rafael Torres como yo es la durísima vida y los
sacrificios de esos marinos que fueros durante este siglo XVIII la
vanguardia técnica y militar de las Armadas de todo el mundo.